350 Km. Metros y metros de cable telefónico. La mitad de un viaje de autobús. Unas horas. 3 paradas de metro. Minutos. Diez pasos. Segundos. A veces solamente una pared, una sábana...incluso nada.
A un lado tú, tu sonrisa, tus manos, tus caricias, tus bromas y tu forma de hacerme rabiar, tus abrazos y tus besos. Al otro yo, esperándote...o tal vez acariciando tu pelo. =)
Siempre me recuerdan lo mucho que lloré el día que nació,
quería ir a dormir con papá…y revolucioné a toda la familia hasta el punto de
que en mitad de la noche me tuvieron que llevar a junto a él. También lloré el
día que llegó a casa, pues fue el momento en que descubrí que los nueve meses
anteriores habían estado repletos de mentiras: no sabía jugar, no sabía hablar…¡aquel
bebé no sabía hacer nada! Con el tiempo, poco a poco, aprendí a disfrutar de mi
hermana pequeña, fui capaz de aceptar que le pusiera a todas nuestras mascotas
nombres horteras y cutres, superé que aprendiera a ir con dos ruedas en la bici
antes que yo, incluso tuve que tragarme todo el orgullo de hermana mayor aquel
día que tuvo que enseñarme a bajar de una media luna (sin éxito, por cierto).
Me paro a pensar y realmente no puedo imaginarme mi vida sin
ella, no sería yo, no habría disfrutado todo lo que he disfrutado en estos 21
años. Nos peleamos, nos pegamos, nos insultamos muchas veces…pero todo eso
puedo lo olvido en un solo segundo cuando nos ponemos a hacer el tonto con el
karaoke, porque sin ella jugar a conciertos nunca hubiera tenido éxito, porque
mi barbie nunca hubiera tenido un ken…y le tengo que dar las gracias por todos
y cada uno de los días de estos 21 años, por alegrarme, por hacerme feliz, por
soportar todas mis tonterías…por ser así.
Siempre hay tiempo para soñar. Siempre hay tiempo para dejarse llevar por una pasión que nos arrastre hacia el deseo. Siempre es posible encontrar la fuerza necesaria para alzar el vuelo y dirigirse hacia la más alta de nuestras metas... y es allí arriba el único lugar donde podemos desplegar nuestras alas por completo, en lo más alto de nosotros mismos, en lo más profundo de los sentimientos y de nuestras inquietudes, solo allí podemos abrir los abrazos y volar.
Si puedo verlo puedo alcanzarlo, si hago el esfuerzo puedo lograrlo.
Sobrentendido, dicho o hecho que va más allá de lo evidente.
Al relacionarnos con los demás, dentro del proceso de comunicación verbal, gestual o de cualquier otro tipo, siempre llevamos a cabo una interpretación del mensaje que recibimos. Es inevitable.
Una de las cosas que tenemos en cuenta para llevar a cabo esta interpretación es la intención del emisor, fundamental.
Pero, a la hora de la verdad, son nuestras propias carencias las que marcan la forma de percibir los mensajes y acciones de los demás: nuestros complejos, inseguridades, nuestra falta
de autoestima, nuestro miedo, etc.
Y tengo tanto de todo eso….
Solo hay una solución: perder los complejos, ganar en seguridad, subirse la autoestima y mirar de frente a los miedos... y que tú tengas paciencia mientras lo consigo. Lo siento. Te quiero.
Que cuando una ambulancia cruza por tu camino, iluminando toda la calle a la vez que inunda tu cabeza con ese ruido ensordecedor, también tienes la opción de pensar que se trata de un parto, ¿verdad?
He decidido que voy a hacer de mayo un mes diferente, que voy a vivir despacio, a disfrutar de cada momento lentamente. Que desde hoy voy a sonreír continuamente. En definitiva, voy a ser feliz.
Y tal vez, como sin querer, acabas descubriendo cual es mi flor favorita y entonces yo te regalaré la mejor de mis sonrisas. ¿Por qué no? Es la primavera trompetera...
MARTES: periodo de tiempo que transcurre entre la sonrisa del lunes, producida por los buenos momentos que han tenido lugar a lo largo del fin de semana, y la ilusión del miércoles debida a la proximidad del viernes.
Son terribles, los odio. Hoy caminaba hacia el trabajo pensando en esto, en lo tristes, fríos y oscuros que me parecen los martes, y al entrar:
- ¡Buenos días!
- Buenos días María.
- ¿Qué tal…? ¿Con animo…?
- Es martes… ¡odio los martes!
- =)
Bueno…pues ya se esta muriendo, y me da tan poca pena…
Pero pobre martes, tal vez es algo generalizado, ¿no?.
Ya no dejo pelusillas escapar de mi escoba al barrer, el despertador me suena una sola vez cada mañana, mi habitación ha dejado de ser un caos, llego puntual a mis citas (vale, siempre hay excepciones…), soy capaz de decidirme por algo en menos tiempo sin tener que jugármelo a “pito-pito”, cada día hago las croquetas un poco más perfectas (yo considero que ya estoy en nivel Arguiñano, pero mi madre no comparte la opinión)…Vamos, que creo que estoy madurando.
Pero hay algo en lo que me esfuerzo al máximo y no consigo mejorarlo. Observo a los demás, busco el mejor material para hacerlo, lo hago con paciencia. Nada. ¡No se cortar queso!
Ayer vi un queso en la nevera. ¡Qué queso! De cabra y vaca. Semicurado. ¡Qué pinta!
-“¡Mamááááááá´!¿Puedo empezar el queso de Carlos?”
-“Si, claro”
¡ERROR! ¡ERROR! ¡ERROR! Resultado = Destrozo. Como de costumbre no obtuve una rodaja de queso. No. Migajas, solo eso.
Y la verdad es que ya me agobio. No sé si algún día conseguiré aprender, o si ser madre es requisito fundamental para conseguir una rodaja perfecta. ¿Y si no aprendo? Me preocupa, de verdad, profundamente.
Mi amiga Be, que es muy espabilá, ha encontrado la solución perfecta a mi problema;
SE BUSCA JOVEN APUESTO. QUE SEPA CORTAR QUESO, CLARO.
Me gustan los colores del otoño y del arco iris. El rojo y el azul eléctrico. El olor del césped recién cortado, de la marihuana y de las noches de pizza. El mar. Las puestas de sol. Los amaneceres. Los viajes en bus mientras leo. Los días de lluvia y cuando nieva. El frío...el agua muy caliente cuando me ducho. Ardiendo. Recibir fotos del bebé. Mi pueblo. Las sorpresas. Los primeros días de sol de la primavera. Santiago de Compostela. Las noches sin plan que acaban sorprendiendo. Los reencuentros; sus abrazos, besos, miradas y sonrisas. Las lágrimas saladas de felicidad, de las que emborrachan. Las noches con estrellas, muchas estrellas. Las llamadas inesperadas. Los escalofríos. La luna llena, cuando está tan llena que parece que va a explotar. Las cervezas en buena compañía. Las ranas. Los sapos. Los besos-transformadores. Los príncipes. Los ogros...y los sapos otra vez. Los chistes malos. Mis amigos. Los coches amarillos. Viajar. Dormir. Dormir. Dormir. Dormir. Las preguntas estúpidas. Los gatos, bajo una silla claro. Las bicis. Los mojitos. Las lentejas. Barcelona. Las conversaciones de teléfono interminables pero absurdas, siempre absurdas. Compartir el paraguas, contigo. Tú.
Y me gusta AHORA.
Pero en los últimos meses me he dado cuenta que hay algo que me gusta por encima de todas las cosas; los problemas. Supongo que esa es la explicación.
Y esta canción, me encanta, me provoca un estado indescriptible. =)
TODO o NADA. Bueno, hay termino medio, ¿no?. No lo sé.
¿Hasta que punto puedes disfrutar de algo que sabes que tiene final? Con el tiempo he aprendido a sacarle más jugo a esos momentos que a cualquier otro. Pero ahora soy incapaz de descifrar que hay después del final. No es un punto y aparte, porque no hay otro párrafo a continuación. Pero tampoco es un punto y final, ¿serán puntos suspensivos?, ¿continuará?. Tal vez sea una entrega más de una de esas series de gran éxito que en el último capítulo de cada temporada te dejan con la mierda en la boca mientras en la parte inferior de la pantalla lees un “CONTINUARÁ…” con letras bonitas. Debería encontrar unas letras de esas para mí.
Y al final tengo la sensación que toda esta historia es como un yogurt al que voy cambiándole la tapa para prorrogar su caducidad…pero tarde o temprano tendrá sabor amargo. Vamos, que debería comérmelo antes de que solo con abrirlo me corrompa el olor. Y… ¿si mi nevera es capaz de conservarlo eternamente?
Sé que tras el ruido de la llave encajando con la cerradura ya no va a aparecer, nunca. O que cada vez que ponga la mesa tengo que pones unos cubiertos menos.
Pero existimos porque alguien piensa en nosotros, no al revés. Somos un conjunto de recuerdos en la gente que de verdad nos quiere, y cada uno tenemos una vida en la medida que toda esa gente nos recuerde, estemos o no físicamente.
Aunque hay algo que no soporto: ser incapaz de recordar su voz.
En los días de invierno lluviosos no hay mejor cobijo que el que te da una manta que te envuelve mientras te acurrucas en el sofá, siendo consciente del frío que hace fuera…y entonces pensar en mil cosas a la vez que te empapas de la nostalgia que transmite la escena.
Nada que ver con las tormentas de verano. Siempre me han despertado una sonrisa. Mojarme mientras corro a un lugar resguardado escuchando mis zapatillas chapotear en todos los charcos con los que me cruzo.
Escuchar llover desde la cama; los truenos, relámpagos, el agua que cae. El olor del pueblo cuando cae un chaparrón. Los besos bajo la lluvia.
Para poder ver el arco iris debes de aguantar la lluvia, y no hay mejor manera de esperarlo que siendo positivos y con una sonrisa en la cara.
Hoy llueve, yo vuelvo…para quedarme, algún día enseñaré mi arco iris.
Dos miradas pérdidas que se encuentran por arte de magia. Se esquivan, se convencen, se conocen y acaban transformándose en miradas cómplices. El tiempo las convierte en una sola y dulce mirada de amor, de las que pueden derretir. Cuando encuentras a alguien que te mira de la misma forma que tú a él la necesidad de mirarle es cada vez mayor. Pero también las miradas traicionan, hay miradas fuertes, que hieren, que te rompen el corazón y te forman un nudo en la garganta, es entonces cuando descubres el daño que puede hacer una "simple" mirada.
Como dos granos de café tostándose al sol que disfrutan de confetis azules. No había cabida para las palabras, ya habíamos dicho demasiado, y nos quedaron tantas cosas por decir...estoy segura de que con la mirada no se puede mentir.
Me encantan las miradas que sonríen, como estas.
No hace mucho que me cruce con una mirada dulce, de esas que desde el primer momento te transmiten confianza y tranquilidad, de las que sonríen por si solas. Una mirada que, aunque no pueda cruzarme con ella cada día, es de las sinceras, de las que tanto dicen sin tener que abrir la boca. Por muchas miradas pequeña Nora :)
Entonces soplas, y el aire transporta suavemente tu deseo hasta esa persona que puede hacerlo realidad. Con las velas de cumpleaños cada año tienes que esforzarte un poquito más, pero si todavía te quedan deseos por cumplir y tus pulmones ya no pueden con el paso de los años, siempre puedes recurrir a los dientes de león.
Paciencia, es lo único que necesitas con las estrellas fugaces, no requiere de ningún otro esfuerzo, ellas mismas se encargan de transmitir tu mensaje mientras tu sonríes al observarlas…
Pero casi siempre queda una vela encendida, una semilla enganchada o una estrella por pasar, y la razón es muy sencilla…por muchos sueños que dejes volar o envíes a través de una estrella, siempre quedará alguno por cumplir, por el que luchar…porque una vida sin sueños carecería de sentido.
No te limites a pedirlos, lucha por ellos...¡solo así se cumplirán!
Cuando empezaba a hacer buen tiempo me encantaba ir a ver a la yaya María y sentarme con ella en su terraza a observar el árbol del corral de abajo. En invierno era mucho más calentito el banco de la chimenea de la yaya Ana, y en los días de tormenta no había mejor techo que el de la cochera de la yaya Manuela (siempre salvándonos del malvado viento de tormenta). Durante años disfruté de los fines de semana de diciembre colgada de un olivo cualquiera en el columpio que me hacia el yayo Ángel, era incomodísimo pero me encantaba. Mi tía Lola…quien me daba cuerda cada vez que quería saltar a la comba y quien sacó punta a todos mis lápices durante el colegio…Y el yayo Félix, que ayer al recordarlo casi pude verle…sentado en la plaza, con su jersey de lana gorda y las manos apoyadas sobre la gallata haciendo de almohada a su cabeza.
Con ellos no comparto el apellido, ni la sangre…pero el haber crecido a su lado, para mi, les convierte en mi familia.
“Si mides los ritmos cardiacos de una persona, no sabrás si acaba de cometer un asesinato o si a tenido un orgasmo. Las condiciones fisiológicas son idénticas. Lo opuesto del amor no es el odio, si no la indiferencia, lo opuesto del amor es la indiferencia ante los sufrimientos ajenos. El amor y el odio son estados muy similares.”
Si hoy te digo que le odio…¿me creerías?
Tal vez esta sea la explicación científica a esa frase que todos hemos oído en innumerables ocasiones que afirma que “del amor al odio hay un pasito”. El momento en que te paras durante un momento a pensar y te descubres dando saltos de un lado a otro:“AMOR.ODIO.AMOR.ODIO.AMOR.ODIO”. En un solo segundo, una palabra o gesto, te pueden llevar de un extremo al otro..pero todavía es menos el tiempo que necesitas para convencerte de que lo hizo sin querer, no tenía mala intención o que a pesar de haberlo hecho, tu sabes que no lo siente. Puedes manejar a tu antojo lo que dice, interpretarlo como quieras hasta que se aproxime a lo que tu sientes...y cuando ya tienes todo organizado en tu cabeza te empuja de nuevo a saltar al otro lado.Otra vez el odio...¿piensas que son incompatibles? Si el amor no es lo contrario al odio...¿se puede amar y odiar a la misma persona a la vez?
Otra vez estoy aquí. Cambio el metro por mi sitio de siempre en el lentísimo autobús de linea, me olvido de la humedad mientras el cierzo me recuerda lo que es el viento de verdad, cambio las olas del mar por la turbia corriente del Ebro y mis puestas de sol vuelven a estar rodeadas de edificios.
Para ti...¿tiene poder?
Estar lejos de casa me hace pensar mucho más de lo normal.
Esta noche, cuando me meta a la cama y encienda la radio, volverán a sonar los de siempre, es lo que menos me gusta de ir de viaje, el no encontrar mi cadena y mis programas. Menos mal que generalmente no me da tiempo de echarlo de menos...pero hoy volverán a estar ahí, como siempre. ¿Y mañana?¿vida nueva o vuelta a empezar?el tiempo lo dirá...
Me voy a disfrutar del olor que desprenden sus chimeneas en invierno, del sol de las eras, de los paseos a mediodía, del silencio de sus calles, de todos sus rincones llenos de recuerdos...y sobre todo de su gente, la mía. Todo el mundo tiene un lugar en el que se siente especialmente bien, yo tengo varios, tres o cuatro, pero Estercuel esta en cabeza sin ninguna duda...Hay pocos sitios en los que me sienta tan agusto como allí. Es un buen lugar para caerse muerto...nada parece malo desde allí...
“¡¡Venir!! ¡¡Correr!! Está saliendo el sol y es super romántico…con una casetita en medio…”
Esa fue la primera vez que vi amanecer con ellos, a pesar de que el sol salió por nuestra espalda. Aquella escena tan romántica que compartimos era una farsa provocada por las luces del desmonte con la que nos reímos durante años.
¿quién empuja a tu sol a salir?
Ya han pasado 6, 7 o incluso 8 años y aquí seguimos, cerrando los ojos por las mañanas al salir de la Cochera. Sale el sol y nosotros con él. Y hay días que pienso que no va a salir y entonces vienen ellos y lo empujan para afuera. Otras veces lo tomamos juntos tranquilamente, mientras se ríen de lo morena que estoy…y también hay alguna ocasión en que lo hemos maldecido mientras cocemos la resaca dentro de una tienda de campaña.
Y a fin de cuentas en eso consiste la vida, en disfrutar del sol con quien más a gusto estas, en disfrutar de cada uno de sus rayos y oye…si viene tormenta seguro que tienes a alguien dispuesto a prestarte su paraguas. Para mí ellos son el paraguas…
Me encanta descubrir cosas nuevas de mis amigos, esos momentos en que te confiesan algo que nunca hubieras imaginado y piensas "¡¡¡No me lo puedo de creé!!!".
Por ejemplo…estas haciendo zapping y, casi sin querer, te detienes en una película, Harry Potter. De repente descubres en un amigo de apariencia normal a un mago de 3er curso que es capaz de repetir los diálogos cual cotorra.
El típico amigo “tiraó pa’ alante”, ese que nunca tiene miedo a nada, te dice con voz angustiosa que no está bien, que tiene muchos nervios. Normalmente, en un primer momento te asustas y preguntas ¿qué te pasa?. No se que habrás pensado tú pero, para mí, "que tengo dentista” no se encontraba entre las opciones de respuesta.
Vas en el bus, le coges un casco del MP3 y…¡dios mio! ¿LAS SUPREMAS?.
“De pequeño pensaba que los melones salían de árboles enormes” ¿me lo dices en serio? Tu inteligencia me esta defraudando. ¿Qué haces? “Vengo de clase de salsa” ¿te estas quedando conmigo, no?
¿qué me sorprendería de tí?
Y tras la confesión tu mente empieza a imaginarlo. No, hay muchas cosas que hacen mis amigos que soy incapaz de imaginarme. ¿Cómo llegas a aprenderte todos los diálogos de Harry Potter? ¿Qué cara pone al entrar al dentista? ¿Qué haces escuchando eso? ¿Cómo le explicas al niño que los melones no salen de un árbol? ¿Qué haces malgastando tu dinero en clases de salsa?...
Pero, ¿serán ellos capaces de imaginar todas las cosas sorprendentes que hago yo?
Me es imposible disimular la sonrisilla en estos momentos, en los que te das cuenta que esto sigue adelante, que te quedan montones de cosas por descubrir y muchísimos años para hacerlo…
¿¿¿¿Dónde va así???? Sentí vergüenza ajena al verla aparecer al fondo del pasillo, es más, deseé que no me viera, que se encontrara a cualquier conocido antes de llegar a mí, que no nos vieran juntas…pero no pudo ser, llegó.
-“¿Cómo lo llevas?” – dijo con voz firme y haciendo como que no le importaba que todo el mundo centrara su mirada en ella.
- “Bien…. ¿túúúúú….?” – debo reconocer que quería añadir algo del tipo “¿se te ha roto el espejo de casa? ¿cómo te ha dejado tu madre salir así? ¿te has vuelto daltónica?” pero no pude…
- “Bien, llevo puestas todas mis cosas de la suerte así que estoy salvada.”
Entonces…no hubiera acertado con ninguna de mis preguntas, simplemente era el resultado de la combinación de todas sus “cosas de la suerte”. Unos zapatos rojos de verano, dato fundamental cuando te encuentras en Febrero y los combinas con un jersey de cuello vuelto verde y amarillo. De los volantes de la falda no hablaré, más que nada porque las millones de pulseras que le subían desde la muñeca hasta el codo le quitaban el protagonismo por completo…y más cuando las mirabas de cerca. Un anillo en cada dedo, que menos mal que solo tiene 10 anillos de la suerte. ¡Ah! Y las uñas pintadas en un azul eléctrico que hacían que pudiera haber aparecido en cualquier desfile de Agatha.
- “Joder, es el color del que las llevaba pintadas el día que aprobé selec, ¿qué quieres?”
¡QUÉ ESTUDIES! Esta claro que lo pensé, únicamente lo pensé…
¿te crees afortunado?
Hoy he leído un artículo interesantísimo a cerca de la suerte. Resulta que han demostrado mediante un estudio que, las personas que tienen buena suerte son aquellas que continuamente crean posibilidades para que pase algo distinto en sus vidas. Esa es la manera de que se nos presenten nuevas oportunidades, de conocer gente nueva…Debemos sentirnos afortunados de todo lo que nos suceda, ver el lado positivo de todo lo que se presenta en nuestro camino. El 80% de las personas que comenzaron a hacer cosas nuevas y a sentirse afortunados incrementaron su suerte en menos de un mes…Estamos a 1 de febrero, espero no tener que decir el 1 de marzo que pertenezco al 20% restante...
Como estamos en época de exámenes..suertecita para todos, aunque ya sabéis de que depende.
- "¿Cuándo tu eras pequeña existían los dinosaurios?"
La pregunta despertó en la madre emociones opuestas...una extraña felicidad ante la inocencia de la pequeña y angustia, una angustia que le apretaba en el pecho enormemente.
- "Pues claro que no, los dinosaurios desaparecieron hace millones de años y yo solo tengo 30"
¿Solo? con una palabra las emociones opuestas cambiaron de cuerpo, ¿como puede añadir un solo delante de 30? si esos son muchos años...
Solo 50, esos son los años que tiene hoy un niño que, cuando la palabra que precedía a su edad era "ya" ("Ya tengo 10, ¿a que soy mayor?"), soñaba con 2002. Lo creía tan lejos como los dinosaurios de la historia anterior...Soñaba con poder volar en una nave flotante, imaginaba que la comida sería como pastillas y que así no tendría que soportar el sabor de las coles, y otras muchas cosas que no le gustaban...seguramente a día de hoy ese "niño" es incapaz de recordar más de 3 cosas que le sucedieran durante ese año, pero nunca olvidará la ilusión que le creaba pensar en el.
¿qué te inquietaba a tí?
22, ni más ni menos, esos son los años que tengo. Veintidós años y no he vivido con los dinosaurios, aunque hubo un tiempo en que me apasionaban; leía sobre ellos, soñaba con ir a una excavación a Tanzania y descubrir uno enorme y mi juguete favorito era un dinosaurio de plástico que podría compararlo con Rex, el de Toy Story, pero el mío tenía mucho más nivel...incluso traía una replica de un humano para que pudieras comparar su tamaño real. Pero nunca pude compararlos, vivía con el miedo de perder al humano y nunca lo desaté de la cola del dinosaurio...entre los dos hacían uno. En mis 22 años de vida nunca he soñado con naves espaciales, ni con cualquier invento que pueda sustituir el sabor de las coles...pero si hay algo que de verdad me encantaría...que inventaran algún día una máquina de teletransportación, de esas que te pueden desplazar 300km en un solo segundo, le daría tanto uso...
¿Se parecen? Ayer, tras varios intentos, al fin pude ver Toy Story 3. Después de 15 años de convivencia con Buzz, compartidos la mayoría de ellos con Don Daniel (vamos, mi cuñao'), ha sido necesario que el personaje de animación baile un pasodoble para que me de cuenta de lo mucho que se parecen. No descarto que en cualquier momento entre en mi habitación dando un salto y gritando:
- "Soy Buzz Lightyear, guardián espacial"
Aunque me haga ver Megaconstrucciones y se trague todas las películas que hacen en la tele (y cuando digo todas son TODAS), a pesar de que de vez en cuando peleemos un rato y nos gritemos, aunque me haga rabiar (que yo a el más, "pesá, que eres una pesá")...aun con todo lo malo, para mi es un guardián del espacio de verdad. De esos que saben escucharte, que no te secan las lágrimas...poco más que hacen que se evaporen, de los que se encuentran en la lista de gente que "saben abrazar".
¿A ti a quien te recuerda?
Por las vueltas a casa por la mañana entre risas,por las cucharadas a la nocilla y los "ssshhhh", por tooodas las canciones que suenan a lo largo de cada fin de semana, por los momentos en los que nos flipamos haciendo planes que siempre se quedan en agua de borrajas, por los bailes, por cuando hacemos rabiar a Luciblu, porque somos "supercuñaos", porque...no estaba muerto que estaba de parranda!!.
Por estas cosas y muchas más....¡¡Hasta el infinito y más allá!!
...para pasar el fin de semana estudiando Financiera, ¿te apuntas?.
1. encontrar mi nombre entre la lista de alumnos con +4, primera y fundamental. 2. tener unas vacaciones sin remordimientos para poder disfrutarlas al máximo. 3. el calorcito del radiador frente a los 8º de la calle, y suerte que San Valero hoy se está portando. 4. poder entender a la perfección toda la publicidad de bancos y cajas, que parece poco pero te hace sentir bien. 5. cumplir por primera vez en toda la carrera el calendario y horarios de estudio que hice el día que dije por primera vez "mañana empiezo...", mmmm...más bien serán solo los horarios, pero menos es nada.
que si, que es muy bonito...pero pa' estas cosas mejor de lejos
6. empezar la próxima semana siendo algo más culta. 7. quitarme la mitad de trabajo para Junio, que hará mucho mejor tiempo para quedarse en casa... 8. para que, al menos por esta vez, pueda preferir que se reparta justicia al injusto reparto de suerte. 9. no acabar en el Puente de Piedra, razón importantísima.
¿Qué pasó después? Tras besar al sapo, la princesa descubrió frente a ella al príncipe de sus sueños. Había imaginado en tantas ocasiones aquel momento que lo grabó en su retina para siempre...ni siquiera el paso del tiempo consiguió que ella olvidara esa noche, el roce de sus labios ni la mirada brillante que le cautivó.
¿Un palacio o una charca?
Hasta aquí nos contaron, nadie tuvo la consideración de explicarnos todo lo que vino años después, cuando el amable príncipe se convirtió en un viejo gordo y aburrido y ella en una gruñona insoportable....
¿Y si hubiera sido el sapo quien hubiera besado a la princesa? ¿No sería igual de bonito que, en lugar de convertirse él en príncipe, se hubiera convertido ella en rana? Tal vez así hubieran sido felices saltando en una charca cualquiera...pero ahora es demasiado tarde, princesa.
¿Serías capaz de llevarle la contraria al destino? De repente nos paramos en el cruce con un dilema "Molinos o Palomar de Arroyos", bendito dilema cuando ese es el único que, por momentos, ocupa tu cabeza. Ante tal indecisión tuvimos que jugarnoslo a cara o cruz...salió Molinos y a pesar de que las ganas nos llevaban al otro lugar, la decisión fue clara:
"No vamos a ir en contra del destino...que luego si pasa algo..."
Lo único que pasó es que acabamos en Palomar, que hicimos kilómetros de más, descubrimos que se puede ir en contra del destino y disfrutamos de una noche que nunca olvidaré...
Podemos definirlo como una fuerza desconocida que actúa de manera inevitable sobre nosotros y nuestras vidas, como el escudo que nos protege ante el dolor que nos produce aquello que no podemos controlar o como el desencadenante de nuestra felicidad en otras ocasiones. Pero ¿realmente existe? ¿de verdad crees que tú no has buscado ni trabajado para encontrar todo lo que hay a lo largo de tu camino? ¿piensas que mereces lo que el destino ha traido a tu vida?
¿Crees en él?
Para mi el destino son todas esas cosas que haces sin pensar, las que te llevan al lugar adecuado en el momento preciso, es todo aquello que encuentras sin haberlo buscado, es una serie de circunstancias, decisiones,el saber esperar, tener paciencia, el conjunto de caprichos del azar...tu destino eres tú.
¿Tú tienes miedo? Desde hace años nos reímos cada vez que alguno de mis amigos repite la ya famosa frase:
- "¡Chicos!Vámonos...que tengo miedo"
Por aquel entonces estábamos construyendo nuestra Sagrada Familia particular y yo temía la noche con su luna llena brillante, me asustaba encontrarme a alguien por allí, era capaz de ver sombras entre la oscuridad y los ruidos me perseguían constantemente. Y, aunque ya ha llovido bastante desde aquella aventura de verano, yo sigo teniendo miedo, teniendo miedos.
¿Vas a dejar que tus miedos dicten como debes vivir?
El miedo es una emoción que tiene como finalidad protegernos de algún peligro real...o imaginario. En ocasiones tenemos miedo al fracaso, al rechazo, a las pérdidas o a los cambios...pero, ¿estas seguro de que los peligros que te asustan son reales para ti?. Si miras a tu alrededor podrás descubrir como la mayoría de la gente que triunfa carece de miedos, sin miedo sientes que la suerte está contigo...